Si, como a mí, os gusta acompañar el té de la tarde con un bocadito dulce pero poco empalagoso, os encantará esta fácil receta de rosquillas de anís y sésamo que podéis tener lista en menos de media hora. La receta la he sacado de un libro sobre cocina vegetariana de Oriente Próximo que me tiene abducida y con el poco trabajo que supone, vale la pena probarla.
La receta original lleva mahlab, una especia oriental que no he encontrado, por eso he tenido que prescindir de ella, aunque con las semillas de anís estas rosquillas ya están bien aromatizadas. Además, me ha gustado lo de cocerlas al horno, me parece una alternativa más saludable a hacerlas fritas.
Ingredientes para 16 rosquillas
- 165 g de harina, 2 y 1/2 cucharaditas de levadura en polvo, 50 g de azúcar extrafino, 35 g de sésamo tostado, 1 cucharada de semillas de anís, 1 cucharada colmada de aceite de girasol, 2 cucharadas de leche y un poco más para glasear y 1 huevo.
Cómo hacer rosquillas de anís y sésamo
Precalentamos el horno a 180ºC y forramos una bandeja de horno con una hoja de papel vegetal o silpat. Ponemos los ingredientes secos en un bol grande y los mezclamos.
En otro bol, mezclamos el aceite, la leche y el huevo y los batimos con un tenedor. Formamos un volcán con los ingredientes secos y vertemos la mezcla de aceite en el centro. Amasamos hasta que esté todo unido.
Con las manos ligeramente untadas en aceite, dividimos la masa en 16 porciones de igual tamaño. Formamos un cilindro con cada porción y unimos los extremos, pellizcándolos para sellarlos.
Vamos colocando las rosquillas sobre la bandeja de horno que teníamos preparada, asegurándonos de dejar suficiente espacio entre cada una, porque crecerán un poco. Las pincelamos de leche y las horneamos unos 15 minutos.
Tiempo de elaboración | 30 minutos Dificultad | Fácil
Degustación
Estas rosquillas de anís y sésamo resultan super crujientes, pero para que se conserven en las mejores condiciones si no vas a consumirlas todas, lo mejor es conservarlas en una caja hermética, de este modo seguirán igual de crujientes que recién sacadas del horno. Se conservan perfectamente durante tres días.
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